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100 anos de vida. Felicidades!!!

100 anos de vida. Felicidades!!!

Cien años dando nombre a la richada

La fundadora de la mítica Casa Victoria de Forcarei cumple su centenario con un lúcido recuerdo de la historia local y energías suficientes para salir a cavar

No hay nadie en Forcarei que no conozca a Victoria Pichel Correa. Es ella quien da nombre a la mítica Casa Victoria, que lleva más de medio siglo haciendo de la richada un arte y arrastrando a comensales de dentro y fuera del municipio. Fue ella quien echó a andar el negocio junto con su marido Jesús Cosme Bugallo, un zapatero de A Ponte que cambió las suelas por las chiquitas. El restaurante fue el segundo paso en la cadena empresarial. El primero fue una taberna que funcionó entre los años 35 y 40. «No tempo da guerra viñera un home por aquí ofrecendo unha cafeteira. O meu pai cambioulla por uns pesos de plata que tiña e montou a taberna», cuenta el hijo de Victoria, Cándido Manuel Cosme Pichel. «A cárcel estaba xusto enfrente e eu aínda me acordo de lle levar tabaco ós presos e darllo por entre as reixas», recuerda.

A Victoria Pichel tampoco le falta memoria. Nació en Córneas (Dúas Igrexas) hace ahora cien años y conserva un nítido recuerdo de la historia local. «Daquela Forcarei eran dúas casas», cuenta. Tras el cierre de la taberna, el matrimonio construyó un edificio: la planta baja es la que hoy alberga el restaurante Victoria y la alta sigue siendo la vivienda familiar. Victoria ejerce de matriarca y, aunque ahora el negocio está en manos de su nieto Cándido Cosme, ella no se resigna a estar quieta. «Se queda un na casa, queda para sempre», explica Victoria. Con esta filosofía por bandera, la centenaria aprovecha cada día el atardecer para salir a cavar a la huerta. El resto del tiempo le gusta leer, ver la tele y pasear con su inseparable perro Bul, un celoso guardián dispuesto siempre a proteger a su ama con uñas y dientes. El ejercicio físico rejuvenece a Victoria. La anciana se vale por sí misma y conserva una lucidez envidiable incluso para las generaciones con varias décadas menos. «Razona mellor có resto da casa», bromea su hijo. Conserva la vista intacta y sólo se queja de la pérdida de oído y de la dentadura postiza. Como buena forcaricense, siempre le ha gustado la carne, pero ahora se mantiene más bien a base de colacao y café con leche.

Hoy quizás haga un esfuerzo por probar la tarta de cumpleaños. Victoria cumple cien años mañana y su familia le ha organizado por anticipado una fiesta a la que está prevista la asistencia de cuarenta personas. Victoria se ve con energías para apagar cien velas y las que le echen. «Os anos pesan, pero gracias a Dios estou ben», agradece.

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